Tecnología

“La gran preocupación que tenemos ahora es el incremento de la violencia y los territorios militarizados” | ENTREVISTA | TECNOLOGIA – El boletin Peruano

De niña, Teresa Zapeta era la secretaria de su madre, una lideresa indígena de la aldea Chatina, en Quiché, Guatemala. Su madre no sabía leer ni escribir, y cuando Teresa aprendió a hacerlo le dieron la misión de anotar lo que su madre le iba dictando. La persecución de sus padres como líderes indígenas llevó a su familia a dejar su aldea e instalarse en la ciudad, donde la joven Teresa estudió una carrera, pero nunca se desvinculó del movimiento indígena.

Leer más:

Ahora, Teresa Zapeta es la directora ejecutiva del Foro Internacional de Mujeres Indígenas (), una organización que articula y coordina todas las redes y organizaciones de mujeres indígenas a nivel mundial y que este año se reunió en Lima, Perú, para conmemorar el 25º aniversario de la creación del foro. Allí, conversaron sobre la crisis climática, la violencia sistémica y la desigualdad.

El Foro Internacional de Mujeres Indígenas (FIMI) es una organización que articula y coordina todas las redes y organizaciones de mujeres indígenas a nivel mundial. Foto: Yvette Sierra Praeli

Mongabay Latam dialogó con Zapeta sobre la historia y los cambios de FIMI desde su creación, así como de los problemas que enfrentan las mujeres, los retos que deben superar y el futuro de la organización.

—¿Qué significa FIMI actualmente?

—FIMI es la casa grande de las mujeres indígenas. Si tuviera que definirlo es como la casa global de las mujeres indígenas porque es el espacio donde confluimos todas. Somos parte sin membresía, pero el requisito es auto reconocerse y ser reconocida como mujer indígena organizada. Nosotras tratamos de responder a varias líneas de trabajo para acompañar al movimiento de mujeres indígenas: formación o fortalecimiento de capacidades; investigación para la incidencia, que hacemos en organismos como la ONU y otros; también co-invertimos, damos fondos para el fortalecimiento de las organizaciones, para sus actividades de desarrollo local. Esos son los pilares de trabajo, pero no es una estructura suelta, sino que todas hacemos parte de la organización. FIMI reúne a mujeres indígenas de todo el planeta. Aquí tenemos hermanas de Rusia y hermanas del Ártico, del Pacífico, de África, Asia, las que somos de América Latina y hermanas del norte de América.

—Durante la conferencia las fundadoras de FIMI contaron que el foro se empezó forjar en la Conferencia Mundial sobre la Mujer de Nairobi, en 1985, con un pequeño grupo de mujeres. ¿Qué ha pasado desde Nairobi hasta hoy?

—Hemos avanzado tanto en ir superando las prácticas del machismo, en las que los varones son los que tienen el liderazgo y la toma de decisión en muchas de las estructuras comunitarias. Pero por otro lado, también hemos avanzado en ir incursionando en espacios feministas y otros movimientos sociales. No ha sido fácil, porque si estamos en el universo del movimiento feminista, la línea que llama a todas es el hecho de ser mujer y no importa tu identidad. Y si uno está en el movimiento de pueblos indígenas, las luchas son colectivas y no importa qué te está pasando a ti en tu situación personal. Entonces, las mujeres indígenas hemos tenido la oportunidad de potenciar estos dos espacios y muy lejos de quedarnos en la victimización, hemos dicho: «Bueno, aquí en el movimiento de pueblos indígenas aportamos”. Ahora es más visible la participación de mujeres indígenas en distintas estructuras de la gobernanza de los pueblos indígenas. Va despacio, pero cada vez hay más.

Hemos escuchado testimonios de compañeras y hay un video donde las compañeras dicen que ahora tenemos un emprendimiento que nos genera cierta autonomía y no depender 100% de la toma de decisión de un varón o del compañero de la casa o de la comunidad. Y eso las va empoderando para ir ejerciendo su libertad en las comunidades.

Más de cien mujeres de todo el mundo se reunieron en Lima para el 25 aniversario del Foto Internacional de Mujeres Indígenas (FIMI). Foto: Yvette Sierra Praeli

—Y cada vez son más mujeres las que forman parte de FIMI…

—En Nairobi, después en Beijing, las mismas hermanas mayores comentan que eran cinco, después eran 20, después eran 100 y este año asistimos a la ONU, por ejemplo, en la sesión de la Comisión Jurídica de la Mujer, que conmemoró también [la Conferencia Mundial de Mujeres de] Beijing+30. Allí hemos visto más mujeres indígenas. Por supuesto que sigue siendo limitado, pero estamos llegando con más propuestas, cada vez vamos más preparadas, más coordinadas. Entonces, si lo vemos en proceso, decimos que hemos avanzado. El problema es que a veces sentimos que no avanzamos porque las situaciones, las desigualdades, el sistema parece ir más rápido. Entonces, eso a veces genera esa sensación de que no hemos avanzado, que seguimos igual, pero no es así si vemos el proceso.

—Usted dice que en los espacios feministas a veces no importan las identidades y en los movimientos sociales o indígenas no se toma en cuenta los problemas individuales como mujeres. Entonces, ¿cómo se sitúa la mujer indígena y cómo se diferencia en estos movimientos?

—Sin renunciar a su ser mujer, sin renunciar a su ser indígena en ninguno de los espacios. Porque no puedes dejar de ser indígena solo porque estás en un movimiento feminista. Lo llevas contigo, eres indígena. Es reconocernos en un todo. Soy mujer, soy indígena, aquí vengo con mi lengua, con mis tradiciones, con mi cultura, puedo aportar, puedo contribuir. Así es como hemos avanzado en el movimiento feminista y nos da mucha satisfacción. La interseccionalidad se ha puesto de moda, pero somos las mujeres indígenas quienes hemos traído la interseccionalidad desde hace muchos años, quizá no con ese término. Por nosotras atraviesan muchas identidades y no puedes renunciar a una u otra. Eres todo a la vez.

Lo mismo sucede en movimiento por los indígenas cuando dicen: “No, no vengan con ideas feministas porque nos van a separar”. Y bueno, porque somos mujeres tenemos también nuestras propias necesidades, nuestros propios planteamientos. Pienso que así es como nos hemos ido posicionando, sin renunciar a lo que somos.

Leer más:

—El reporte de estos 25 años de FIMI señala que el tema del territorio es clave para la identidad indígena. ¿Cuál es la situación actual en la lucha por la defensa de los territorios desde las mujeres indígenas?

—Sí vamos hablar de territorio, creo que ahí se entremezcla todo. Primero, porque todo lo que está sucediendo en cuanto al cambio climático tiene un impacto fuerte en la vida de las mujeres. En términos de carga de trabajo, en términos de la soberanía alimentaria, en términos de la seguridad física y emocional. Pasamos también a hablar de territorio sobre la certeza de poder liderar, tomar decisiones junto a los varones en los territorios. Y lo que está sucediendo a nivel mundial es que cada vez hay un mayor despojo de los territorios a los pueblos indígenas y son despojos violentos. En esos despojos la gente se queda sin casa, sin territorio, sin un techo, las mujeres expuestas a violaciones sexuales, las niñas. El impacto en las mujeres es muy fuerte en estos despojos, mujeres embarazadas, adultas mayores, las ves en esta situación de los despojos de los territorios.

Teresa Zapeta, lideresa indígena de Guatemala y presidente ejecutiva de FIMI, habla sobre el delicado equilibrio entre el feminismo y la identidad indígena. Foto: Yvette Sierra Praeli

—Otro tema que se menciona en el informe de FIMI es la situación de las defensoras ambientales y la criminalización…

—Hay muchas hermanas criminalizadas, algunas detenidas, otras en el exilio, y eso va generando un rompimiento social, familiar, comunitario. La gran preocupación que tenemos ahora es el incremento de la violencia y territorios militarizados. Esta militarización no solo es la imposición de la fuerza, sino también la exposición de las mujeres a un mayor riesgo de violaciones. Hablando también de territorio, planteamos la violencia ambiental. Recientemente, en enero, tuvimos un simposio internacional sobre violencia ambiental en Guatemala, junto con el Consejo Internacional de Tratados Indios (CITI) y el Centro para la Autonomía y el Desarrollo de los Pueblos Indígenas (CADPI), y vimos, por ejemplo, el impacto que tienen durante el embarazo y la lactancia muchos químicos usados en las grandes fincas cerca de los territorios, químicos que se dispersan con aviones y que está afectando a las personas.

—¿Qué significa violencia ambiental?

—Que se respira un aire que ya no está limpio, que está contaminado. Eso violenta la salud física y emocional. Los despojos son parte de esa violencia, no solo por la falta de vivienda y de seguridad, sino también por la situación emocional. Y usted no puede escapar de eso porque ahí está su territorio, porque ahí vive, porque necesita de ese trabajo, porque necesita consumir ese producto. O sea, la población está como acorralada frente a esta situación. Por eso es considerada violencia. Otro ejemplo son los derrames de petróleo, las minerías de cielo abierto, hay tantas formas, minería en río. La violencia ambiental fue reconocida en la recomendación general 39 del comité de la CEDAW [Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer], entonces, podemos decir que formalmente está reconocida.

—¿Cuál es la importancia de que la violencia ambiental haya sido reconocida?

—Si su derecho está siendo violentado, usted puede demandar al Estado para decir «esto hay que revertirlo». Mientras no se reconozca como violencia, nadie le presta atención. Y eso esperamos que vaya mejorando, pues no solo es para las mujeres indígenas, sino para toda la humanidad.

—América Latina está considerada como la región con mayor riesgo para los defensores ambientales, cada año, el mayor número de crímenes contra defensores ocurre en nuestra región. ¿Cuál es la situación de las mujeres defensoras ambientales en nuestra región?

—Efectivamente, la persecución a las defensoras, la criminalización, incluso el exilio, es constante. Pero creo que hemos logrado afrontar esos riesgos con un trabajo en red. El cuidado colectivo, el soporte entre nosotras, es suficiente. También hay alianzas. Algunas instituciones internacionales, por ejemplo, tienen la posibilidad de ofrecer un fondo mínimo de apoyo de emergencia en estas situaciones o gestionar ante las instancias internacionales una protección especial, pero no podemos decir que lo tenemos resuelto. Hay mucha gente expuesta y son pocas las que logran acceder a estas posibilidades de protección, pero la mayoría está desprotegida. La única esperanza que tenemos es este trabajo en red.

Los pilares de FIMI son la formación o fortalecimiento de capacidades, investigación para la incidencia y el fortalecimiento de las organizaciones. Foto: Yvette Sierra Praeli

—¿Hay países de la región que le preocupan más?

—Sí, ahora Panamá, por ejemplo, la situación que está sucediendo allí. Estuve dos o tres días antes de que se cerrara y se activara toda la movilización y me reuní con hermanas por otros temas y ellas se estaban organizando junto con niños y jóvenes para hacer frente a toda esta política del Gobierno. Y bueno, están expuestas, hay una situación que las está afectando. Guatemala también, después de la lucha por la incipiente democracia, tenemos a hermanas y hermanos criminalizados, algunos en el exilio. Si bien estamos en un periodo de gobierno un tanto democrático, no nos garantiza nada. Justo en estos días hubo una orden judicial de desplazamiento obligatorio y violento. Podríamos ir por varios países sin descartar Venezuela, Bolivia, Colombia, es difícil, quizá va como por temporadas. En El Salvador, por ejemplo, hay mucha persecución contra movimientos sociales. Y en los territorios fronterizos es donde suceden situaciones como el narcotráfico.

—¿Cuáles son los planes de FIMI para el futuro?

—Queremos seguir fortaleciendo nuestras redes, retomar todas nuestras prácticas de autocuidado, sanación y espiritualidad. Eso es muy importante. El trabajo intergeneracional, las juventudes, la niñez, de manera que la tecnología que nos está invadiendo, incluso en las comunidades, no nos robe la esencia de nuestra identidad, nuestro vínculo con los territorios. Y, por supuesto, seguir buscando recursos para complementar nuestros esfuerzos, divulgar estos instrumentos internacionales para que puedan ser usados en los territorios.

Imagen principal: Teresa Zapeta, directora ejecutiva del Foro Internacional de Mujeres Indígenas (FIMI). Foto: Yvette Sierra Praeli

El artículo original fue publicado por en Mongabay Latam.

Si quieres leer más noticias ambientales en Latinoamérica, Y si quieres estar al tanto de las mejores historias de Mongabay Latam, , unirte a nuestro o seguirnos en , , , y .