Economía

Lo que hace la minería hace por el Perú – El boletin Peruano

Sector minero: Motor económico de Desarrollo Integral en Perú 

El sector minero es catalizador de un robusto ecosistema productivo. Impulsa el PBI, la recaudación fiscal y el surgimiento de industrias conexas.

Inversión minera. Al cierre de 2024 se ejecutaron más de US$4,960 millones. El Perú cuenta con 338 unidades en exploración y 724 unidades en explotación.

La minería se mantiene como una de las principales fuerzas motrices de la economía peruana. En 2024, el sector metálico impulsó alrededor del 9% del Producto Bruto Interno (PBI), con el cobre como el mineral más relevante y seguido de otros metales importantes como el oro, plata, plomo, hierro, estaño y molibdeno.

El aporte fiscal del sector es trascendental. La recaudación fiscal vinculada a esta actividad durante el año pasado superó los S/18,383 millones. Este alto flujo de ingresos le permite al Estado financiar servicios públicos e infraestructura. A nivel regional, los departamentos productores se benefician directamente a través de las transferencias mineras (canon, regalías, derechos de vigencia), las que ascendieron a S/8,070 millones.

Departamentos como Áncash, Arequipa y Moquegua se encuentran entre los principales receptores de estas transferencias, que deben ser dirigidas a la ejecución de obras y proyectos. Sin embargo, persisten desafíos en la eficiencia de la ejecución de estos recursos, realidad que limita el impacto de la minería en el desarrollo local.

 

Multiplicador del empleo

La actividad minera no solo genera empleo directo formal —supera los 238 mil puestos— sino que su verdadera fuerza reside en su efecto multiplicador. Se estima que cada empleo directo en minería activa aproximadamente 8.2 empleos adicionales en cadenas de suministro y sectores relacionados, impulsando el crecimiento en múltiples rubros. Estas cifras se consolidan como el mayor hito histórico de este indicador y reafirma el rol de la minería como generador de oportunidades laborales de calidad para miles de peruanos.

Las exportaciones minero-metálicas, que en 2024 superaron los US$45 mil millones y experimentaron un crecimiento del 10% respecto a 2023, son otra de las razones que disparan el empleo en el sector.

 

Ecosistema económico en expansión

El flujo constante de capital que acompaña a las operaciones mineras genera la dinamización económica en su área de influencia, creando un ecosistema económico que fomenta la diversificación productiva.  

La minería es un imán para la innovación y el crecimiento de industrias conexas. Empresas de metalmecánica, construcción, transporte, logística y servicios especializados encuentran en el sector un mercado dinámico que demanda soluciones cada vez más sofisticadas: desde maquinaria y componentes de alta precisión, hasta software de monitoreo y gestión de operaciones.

“El sector minero actúa como catalizador para que proveedores locales mejoren su tecnología y capacidad de respuesta, lo que a su vez los hace más competitivos para atender otros sectores productivos”, explica al respecto la Sociedad Nacional de Minería, Petróleo y Energía (SNMPE).

La creación de nuevos negocios busca satisfacer no solo la creciente demanda minera sino también la de sus trabajadores. El comercio y los servicios alimentación y hospedaje también reciben un considerable impulso.



Minería 4.0: Un futuro digital, seguro y verde

Inmerso en un proceso de transformación profunda, el sector minero peruano debe afrontar el reto de adoptar tecnologías de vanguardia para elevar los estándares de eficiencia, seguridad y responsabilidad ambiental.

Objetivo. Nuevas tecnologías, la IA y la automatización, buscan la transformación digital de la industria.

La minería en Perú es la principal actividad exportadora y una fuente vital de ingresos fiscales y divisas. Con el boom de los precios de minerales como el cobre, esencial para la transición energética global, el sector proyecta un crecimiento significativo en la inversión para 2025, actuando como un factor decisivo para el Producto Bruto Interno (PBI) y la generación de empleo, virtudes que dinamizan las economías regionales a través del canon y las regalías.

 

Innovación sostenible

Sin embargo, el rol de la minería ya no se define solo por sus cifras de producción. Hoy, el foco se ha desplazado hacia la sostenibilidad y la innovación. Esta actividad productiva aún carga con estigmas de contaminación y conflictos sociales, por eso resulta fundamental que eche mano de la tecnológica para cambiar la forma de extraer, procesar y gestionar los recursos minerales.

Empresas líderes como Antamina están apostando por un enfoque de Minería 4.0 para lograr la transformación digital de la industria minera mediante la integración de tecnologías avanzadas como el Internet de las Cosas (IoT), la Inteligencia Artificial (IA), la automatización, la robótica, el Big Data y la Realidad Virtual/Aumentada, obteniendo así operaciones más seguras, productivas y sostenibles.

Por ejemplo, el uso de IA permite analizar en tiempo real millones de datos provenientes de sensores instalados en equipos y minas subterráneas, anticipando fallas y reduciendo tiempos de inactividad. Esto no solo mejora la eficiencia, sino que también protege la vida de los trabajadores al disminuir su exposición a zonas de riesgo. En el procesamiento de minerales, la IA optimiza la recuperación de recursos y mejora la eficiencia energética en el proceso de molienda y flotación, con mejoras estimadas del 8% al 12% en consumo de energía.

Otra innovación que está ganando terreno es el uso de drones y sistemas de monitoreo remoto para vigilar la calidad del aire, el agua y el suelo en las áreas de influencia minera y en zonas de difícil acceso. Gracias a estas tecnologías, las empresas pueden detectar desviaciones antes de que se conviertan en impactos ambientales significativos y actuar de manera preventiva.  

En el frente energético, varios proyectos están integrando energías renovables, como parques solares y eólicos, para reducir su huella de carbono. Anglo American Quellaveco, por ejemplo, opera al 100% con energía proveniente de fuentes renovables certificadas, un hito para la industria peruana.  

La electrificación es otra tendencia clave, con proyectos piloto para camiones de acarreo alimentados por sistemas de trole o baterías, capaces de reducir drásticamente las emisiones de CO2 —hasta en un 90%— y disminuir los costos operativos.

Estas tecnologías no solo aumentan la productividad, sino que redefinen el modelo operativo hacia una minería sostenible y responsable. La automatización y el control remoto incrementan significativamente la seguridad de los trabajadores. A nivel ambiental, soluciones como la tecnología de flotación de partículas gruesas y la digitalización del uso del agua (con casos de reducción de hasta el 30% en el consumo) demuestran un compromiso tangible con la minimización del impacto ecológico.

Un dato que pocos conocen es que la minería proporciona minerales esenciales para la medicina moderna. Uno de ellos es el platino, importante para el tratamiento del cáncer y para prótesis dentales. El cobre es otro material que, por sus propiedades antimicrobianas, se usa mucho en superficies hospitalarias y ropa médica.

El desafío es comunicar todos estos avances y aportes de la minería para reforzar el diálogo con las comunidades y así consolidar una licencia social de largo plazo.


Impulsared de Repsol: iniciativa social que transforma residuos en prosperidad será presentada en PERUMIN

Con una inversión de S/15 millones, el programa ha beneficiado a más de 10,000 personas emprendedoras en Lima Norte. En dos años se han creado 52 negocios. Algunos de ellos convierten uniformes en desuso y plásticos en nuevos productos.

El desarrollo sostenible se está consolidando como una responsabilidad compartida entre el sector privado y la ciudadanía. En este contexto, Repsol se posiciona como un agente de cambio crucial en Perú, llevando su programa Impulsared a PERUMIN 2025. Esta iniciativa es una demostración de cómo la inversión social estratégica puede fomentar la economía circular y generar valor compartido.

Impulsared nació para ofrecer capacitación técnica, asesoría para la formalización, capital semilla no reembolsable y acompañamiento continuo durante 12 meses. Este soporte integral ha catalizado la creación de 52 empresas sostenibles en Ventanilla, Aucallama, Ancón, Santa Rosa y Chancay, distritos de Lima Norte con alto potencial emprendedor.

 

Economía circular con sello femenino

Un pilar fundamental del programa es su impacto en el empoderamiento de la mujer. A la fecha, más del 70% de los beneficiarios son mujeres, quienes lideran proyectos innovadores que dan una segunda vida a materiales descartados. Estos emprendimientos no solo generan ingresos, sino que también promueven una cultura de reutilización esencial para la sostenibilidad ambiental.

Emprendimientos como Kallpa Clothing y Sumac Maki son claros ejemplos. El primero transforma uniformes en desuso, provenientes de operaciones mineras, Refinería La Pampilla y estaciones de servicio de Repsol, en nuevas confecciones de patchwork. Por su parte, Sumac Maki lleva la tradición textil de alpaca a mercados internacionales. En total, Impulsared, implementado por Akuaipa, ha beneficiado a más de 10,000 personas.

 

El propósito de la sostenibilidad

“Para Repsol la sostenibilidad funciona cuando se diseña con un propósito claro y cuando genera valor compartido,” afirmó Tine van den Wall Bake, gerente sénior de Sostenibilidad y Gestión Social de Repsol. La ejecutiva destacó que Impulsared ha probado ser un motor de cambio social al combinar emprendimiento con una estructura sólida de capacitación y asistencia técnica.

Por eso, Repsol extiende la invitación a otras empresas a integrarse a este modelo que está demostrando que la responsabilidad social corporativa territorial es una vía efectiva para el desarrollo económico y social de las comunidades.

 

Escenario para inspirar

El modelo de éxito de Impulsared será presentado el martes 23 de septiembre, a las 11:00 a.m., en la Sala Comercial 6 de PERUMIN, a través de la ponencia “Innovación con propósito: el modelo Impulsared como referente de responsabilidad social corporativa territorial”.

Además, quienes visiten el stand 51 de Repsol, ubicado en el Pabellón 1 de PERUMIN, podrán apreciar tanto la sólida oferta de productos y servicios para el sector minero, como los emprendimientos alentados por el programa Impulsared. Entre ellos destaca Plaka, ganador del Impulsared Eco Challenge, que transforma tapas y plásticos duros, recolectados en el río Chillón y la playa Cavero, en artículos utilitarios como posavasos y portacelulares.

En este espacio, Repsol también compartirá sus avances en innovación energética y la evolución de su compromiso con la sostenibilidad, consolidando su rol como promotor de un modelo de desarrollo compartido en el país.


Entre la devastación y la ruta hacia la formalización

La minería informal sigue siendo uno de los principales focos de degradación ambiental y conflicto social en Perú. Regular esa actividad exige políticas integradas que destierren la deforestación, el mercurio en ríos, la explotación laboral y la fractura comunitaria. Las pérdidas económicas son enormes.

Desafío. El Estado tiene el deber de convertir a la minería informal en una actividad que aporte riqueza local sin hipotecar bosques, ríos y vidas.

La minería artesanal e informal está arraigada en regiones como Madre de Dios, Puno y la zona alta de la Amazonía. Es alimentada por la demanda global de oro, la falta de alternativas económicas y la debilidad en el control estatal.  

Sus consecuencias son innegables: franjas de bosque taladas, riberas ensanchadas por dragas, sedimentos que asfixian ecosistemas enteros y el uso indiscriminado de mercurio que contamina peces y rompe cadenas alimentarias.  

Pero los daños no se limitan al medioambiente, sino que por décadas han ido erosionando la salud pública y alentando economías criminales que están golpeando gravemente en las personas. No solo exige jornadas largas en condiciones inseguras, al trabajo infantil y a la ausencia de acceso a servicios se suma la trata de personas y prostitución que abundan en zonas donde la minería informal se disfraza de oportunidad.  

La exposición al mercurio es un lastre para las comunidades que conviven con estas actividades. Adicionalmente, con la invasión de sus tierras, los pueblos indígenas han ido perdiendo su modo tradicional de vida.  

 

Cifras ilegales

Lejos de ser un problema marginal, esta actividad se ha expandido hasta superar en algunas áreas el territorio de las concesiones formales, generando un impacto ambiental, económico y social devastador.

En términos de ocupación territorial, según cifras del Sistema Nacional de Información Ambiental (Sinia) del Ministerio del Ambiente (Minam), se estima que abarca aproximadamente 25 millones de hectáreas en todo el Perú.  

De acuerdo con los Informes de Inteligencia Financiera (IIF) emitidos por la Unidad de Inteligencia Financiera (UIF-Perú), entre enero de 2015 y febrero de 2025, el monto total vinculado a operaciones sospechosas ascendió a US$11,410 millones. De ese volumen económico, el 54.9% (US$6,258 millones) es el que estaría moviendo la minería ilegal, colocándola por encima de otros delitos como la corrupción o el tráfico de drogas.

Otro indicador clave es la diferencia entre la producción aurífera oficial y las exportaciones. Según el Instituto Peruano de Economía (IPE) en 2005, el Perú exportó 12 toneladas de oro ilegal. Dieciocho años después, la cifra ascendió a 77 toneladas, valorizadas en US$4,800 millones. En 2024 subió a 92 toneladas, por un valor de US$7,415 millones. Siguiendo esa tendencia en 2025, calcula el IPE, se exportarían entre 105 y 115 toneladas de oro ilegal, alcanzando un valor estimado de US$12,000 millones.

 

Hacia una minería responsable

El principal instrumento del Estado para ordenar la actividad, el Registro Integral de Formalización Minera (Reinfo), ha mostrado resultados insatisfactorios. Pese a los incentivos, un gran porcentaje de mineros inscritos ha dejado el proceso inconcluso, y las sucesivas ampliaciones de plazo han sido criticadas por sectores de la sociedad civil y el Minam por facilitar el camuflaje de la minería ilegal.

Frente a este panorama, las propuestas actuales priorizan la reforma regulatoria al respecto. Expertos y gremios proponen migrar de una visión punitiva a una que reconozca el rol de la minería artesanal y en pequeña escala en las economías locales y la convierta en una actividad responsable y rentable.  

El consenso exige la simplificación de trámites; el uso de tecnologías limpias y prácticas que respeten los estándares ambientales, como el relave seco y la electrificación de operaciones; establecer zonas especiales y temporalmente exclusivas para la pequeña minería; y fortalecer la presencia estatal en las zonas de extracción para supervisar, capacitar y garantizar el cumplimiento de las normativas ambientales y laborales.

Los grandes retos para el sector giran en torno al respeto de los criterios Ambientales, Sociales y de Gobernanza (ESG). Solo un esfuerzo multisectorial y sostenido, que combine la fiscalización rigurosa con un verdadero incentivo a la formalidad, podrá transformar la destructiva minería informal e ilegal en una fuerza real para el desarrollo inclusivo y sostenible del Perú.


“Queremos que nuestras obras cambien la foto de Áncash hacia el futuro”

Claudia Cooper

Vicepresidenta de Sostenibilidad y Asuntos Externos de Antamina

Cooper dixit. “Antamina es una operación que es muy grande y muy importante para el país y más aún para la región”, sostiene la representante de la minera.

En febrero de 2024, Antamina obtuvo la Modificación del Estudio de Impacto Ambiental (MEIA). Esta contempla inversiones de unos US$2,000 millones en metas ambientales, sociales y operativas, como el uso de energía renovable y la mejora del manejo de recursos hídricos. Claudia Cooper, vicepresidenta de Sostenibilidad y Asuntos Externos de la empresa minera, expresa su compromiso absoluto con la región y el Perú con estas palabras: “Si no se logra una relación sostenible con el entorno, simplemente la operación no existe”.

¿Qué significa la Modificación del Estudio de Impacto Ambiental otorgado a Antamina?

A la empresa y a Áncash les permite seguir con la operación por ocho años más. Esto implica ampliar la capacidad instalada de la operación y mantener los recursos que dejamos en la región y también en el país hasta 2036.

 

¿Qué impacto tiene la operación de Antamina en la economía de Áncash y el Perú?

Antamina es una empresa muy grande y deja mucho en recursos, el 50% se queda en la región. No solamente a través de impuestos que se vienen traduciendo en obras de salud, de educación, de riego, de vías, etcétera, sino que también hacemos mucha inversión directa en nuestras comunidades aledañas. Financiamos becas de salud, pequeños proyectos de riego, saneamiento. Eso genera movimiento en la zona y también el desarrollo. No solamente en infraestructura, sino en capital humano y del sector empresarial local. Por las dimensiones de Antamina el impacto mueve la aguja.

 

Leí que gracias a la presencia Antamina más o menos 30 mil personas del área de influencia del proyecto han dejado de ser pobres.

No es solamente por la influencia directa de Antamina, sino por los factores indirectos. Hay un sector empresarial local que se ha empezado a desarrollar y la idea es que esto sea sostenible y que el día que Antamina ya no esté la región tenga la capacidad de generar sus propios ingresos y esté mucho más diversificada. Eso es algo a lo que también estamos apuntando. Además, una cosa es salir de la pobreza monetaria y otra es conseguir servicios públicos que permitan la independencia de la población ancashina de un solo proyecto minero.  

 

Antamina ocupa también el primer lugar en el ranking de Obras por Impuestos (OxI).  

Nuestra idea es continuar, pero también diversificar la intervención. A la hora de concebir un proyecto tenemos que entenderlo integralmente, es decir cómo se va a operar, cómo se va a mantener, cuál es el gasto corriente asociado. Hay que generar capacidad técnica en aquellas instituciones que reciben una cantidad de canon muy importante como es el gobierno regional o la municipalidad de San Marcos, a fin de que la obra pública sea también una obra pública de calidad y podamos utilizar los recursos de la mejor manera. No solamente el sector privado tiene que hacer un trabajo de generar infraestructura, sino también capacitar al sector público para que pueda hacerlo. Y ambas obras deben tener un componente de posinversión.

 

¿Hay nuevos sectores donde les gustaría ingresar a través del mecanismo OxI?  

Nosotros hemos sido muy ambiciosos en el tema en hospitales y también en educación. Nos interesan ahora las vías. El aeropuerto de Anta fue algo que cambió la competitividad regional. Ahora ese aeropuerto tiene que conectarse con el resto de la región. Tanto a las vías como los temas de seguridad son a los que pensamos subirles un poco la presencia en el portafolio de obra pública. Y también consolidar lo que ya hemos hecho, hospitales, colegios, riegos. Tenemos que asegurarnos que den el servicio para el cual fueron construidos. Queremos que nuestras obras al final terminen dando indicadores de desarrollo humano que cambien la foto de Áncash hacia el futuro.

 

¿Cómo maneja Antamina la relación con el gobierno regional y local?

Es una relación del día a día y no es necesariamente fácil porque la política no es fácil, son horizontes de tiempos diferentes. Pero es una relación que siempre está ahí y que ya tiene más de 20 años. Coordinamos en pos de la comunidad porque a ambas instituciones nos exigen resultados. Eso es lo más valioso de la relación, es un compromiso a largo plazo. La relación es con los líderes, los alcaldes, los gobernadores, pero también con sus equipos.  

 

El próximo año Antamina cumple 25 años, ¿cuáles son los aprendizajes?

No solo hemos aprendido en temas operativos, también en los temas ambientales y sociales porque el mundo está cambiando. Entonces, nos toca aprender y además actualizarnos con respecto a las nuevas tendencias globales de todo tipo. Las exigencias son cada vez mayores, la transparencia empieza a ser un tema absolutamente clave en la relación con las autoridades y las comunidades. Es un tema tripartito, comunidad, Estado y empresa, para definir cuál es el futuro que queremos para la región, que tiene infinito potencial.  

 

¿Es cierto que a 2036 se planea una inversión de US$ 2,000 millones?

Exactamente. Vamos a ampliar la capacidad instalada de la operación actual. Eso implica crecer los botaderos, las relaveras, los componentes mineros para poder seguir operando ocho años más. Las autorizaciones para la construcción ya se han dado, estamos iniciando ese proceso.