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Premio Nobel | Perú | Lecciones del Nobel, por Fabiola León Velarde | OPINIÓN – El boletin Peruano

Desde 1901, la Fundación Nobel ha reconocido grandes contribuciones intelectuales, científicas y humanitarias en física, química, fisiología o medicina, literatura, economía y paz. Hasta 2024, se han otorgado más de 600 premios a casi 950 personas. Aunque casi todos los descubrimientos ilustres surgieron en instituciones occidentales, allí convergen científicos de todas las nacionalidades, lo que refleja la vocación universal de la ciencia. Sin embargo, persisten las brechas de género: sólo el 6% de los ganadores son mujeres y, en ciencias básicas, menos del 4%.

Este año el Premio Nobel de Fisiología o Medicina premia avances decisivos en el conocimiento de las enfermedades autoinmunes. Estos ocurren cuando el sistema inmunológico, que protege al cuerpo contra infecciones, pierde la capacidad de distinguir entre lo propio y lo extraño, y ataca por error a los tejidos sanos, como ocurre con la artritis reumatoide, el lupus o la diabetes tipo 1. Los ganadores descubrieron que el gen FOXP3 gobierna la formación y función de las células T reguladoras, una variedad de linfocitos (glóbulos blancos que defienden el organismo). Este hallazgo reveló cómo el cuerpo evita hacerse daño y abrió el camino para mejorar el tratamiento de enfermedades autoinmunes e incluso del cáncer.

El Nobel de Química destaca el desarrollo en laboratorio de redes organometálicas, estructuras tridimensionales de átomos metálicos y compuestos orgánicos que forman microporos, una especie de diminutas esponjas. Estos nos permiten capturar CO₂, purificar agua y almacenar hidrógeno como energía limpia. Combinan la elegancia de la química básica con un gran potencial medioambiental y tecnológico.

Los premiados en física demostraron la existencia de un fenómeno conocido como túnel cuántico, que permite que las partículas atraviesen barreras que, según la física clásica, serían imposibles de cruzar. Este principio ha allanado el camino para nuevas tecnologías, como la computación cuántica, que utiliza las propiedades de partículas subatómicas para realizar cálculos a velocidades inalcanzables por las computadoras tradicionales. También ha llevado al desarrollo de sensores de alta precisión y nuevas generaciones de dispositivos electrónicos que están transformando la ciencia y la industria.

Estos logros son el resultado de décadas de investigación en ciencias básicas, que es la exploración del «por qué» y el «cómo» antes del «por qué». De esa curiosidad surgen hallazgos en laboratorios que nadie imaginaba que fueran necesariamente útiles; Los descubrimientos fundamentales de ayer son los que transforman nuestras vidas hoy.

En el Perú las ciencias básicas o experimentales aún no cuentan con programas públicos o privados que retengan el talento joven en el país, ya que nuestra inversión en investigación y desarrollo es muy baja, menos del 0,2% del PIB, frente a casi el 0,7% en América Latina y más del 2,5% en la OCDE. Aun así, con pocos recursos hemos generado conocimiento valioso en algunas de nuestras universidades e institutos de investigación, que podrían multiplicarse si convertimos el desarrollo científico y tecnológico en una prioridad nacional, con políticas estables y apoyo financiero predecible, suficiente y sostenido.

Nuestros recursos naturales ofrecen un campo excepcional para el desarrollo de ciencias básicas, como, por ejemplo, la biología marina, la botánica andina o la biodiversidad microbiana amazónica. Respecto a nuestra riqueza mineral, el cobre tiene propiedades eléctricas, químicas y antimicrobianas, que permiten la creación de nanocompuestos para energía, medicina y electrónica; y el oro, como parte de nanopartículas o utilizado en biotecnología limpia, también puede convertirse en una fuente de nuevos materiales.

No sólo el desarrollo científico del Perú enfrenta desafíos. En tiempos de ‘noticias falsas’, cuando algunos gobiernos reducen el apoyo a la ciencia y otros dudan del valor de la evidencia científica, recordar a Alfred Nobel es más urgente que nunca. La ciencia no es un lujo, es una inversión en el futuro de la humanidad.

* abre sus páginas al intercambio de ideas y reflexiones. En ese marco plural, el Diario no necesariamente coincide con las opiniones de los columnistas que lo firman, aunque siempre las respeta.