xAI pidió a sus empleados que proporcionaran datos biométricos para entrenar los nuevos avatares animados que darían su imagen. ‘chatbot’ Grokcomo Ani, que ha acabado dando rienda suelta a las fantasías románticas de los usuarios.
Bad Rudi y Ani son dos avatares que están disponibles desde aquel verano para que los usuarios de la suscripción de pago de Grok puedan interactuar con ellos. La primera es una especie de zorro o panda rojo con apariencia infantil que muestra una personalidad conflictiva, mientras que Ani es una niña de cabello rubio recogido en dos coletas y escasa ropa, con una actitud servicial y seductora.
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De las dos, la que parece haber tenido más éxito es Ani, a quien los usuarios ven como objeto de sus fantasías sensuales y románticas, como si fuera una especie de novia virtual. Además de hablar, se mueve, y lo hace replicando expresiones y movimientos humanos.
Detrás de los avatares está el trabajo de formación que, según informa The Wall Street Jornal, se ha realizado con datos biométricos de los empleados de xAI, la empresa centrada en la inteligencia artificial de Elon Musk, también responsable de Grok.
En abril, los empleados fueron informados por un abogado de la empresa de que se estaban desarrollando avatares y que para su formación se necesitaban registros de voz y movimientos para enseñarles a actuar como humanos, según una grabación de la reunión a la que ha tenido acceso el citado medio.
Una parte de los empleados trabajaba como tutores de IA. Tuvieron que firmar un documento que otorgaba a la empresa “una licencia perpetua, mundial, no exclusiva, sublicenciable y libre de regalías” para usar, reproducir y distribuir sus rostros y voces, según una copia vista por el WSJ.
Aunque algunos plantearon sus dudas, la compañía acabó indicando días después que como tutores de IA debían aportar datos para la formación, que formaba parte de un proyecto llamado Skippy, y advirtiendo que «dichos datos son un requisito laboral para el avance de la misión de xAI».
Según WSJ, algunos empleados no estaban contentos con Ani, especialmente por el tono sexual con el que respondía a cualquier pregunta y la estética, que recordaba a una waifu, un personaje femenino estereotipado del anime japonés de ideal romántico o sexual.