Un estudio de colaboración llevado a cabo por el OLLA y la Universidad de Tojo de Japón ha utilizado poderosas supercomputadoras para modelar la habitabilidad de nuestro Tierra a lo largo de los próximos mil millones de años. Este fascinante estudio ofrece una cronología detallada que prevé la eventual extinción de toda forma de vida en el planeta.
El proceso que se detalla en el estudio será impulsado por una serie de cambios ambientales que son constantes e irreversibles. Uno de los factores más significativos es el aumento progresivo de la temperatura solar, el cual acelerará los efectos del cambio climático, modificando las condiciones atmosféricas de manera drástica.
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La investigación destaca cómo el cambio gradual y sostenido del entorno terrestre hará que sea cada vez más inhabitable. Esta transformación, a largo plazo, tendrá efectos devastadores en los ecosistemas y la persistencia de la vida, superando incluso la crisis climática actual que es provocada por actividades humanas.
Según el estudio, la principal causa de la probable desaparición de la Tierra es el Sol mismo. En el transcurso de los próximos mil millones de años, la energía del sol aumentará de manera significativa. Este fenómeno es parte del ciclo natural de vida de la estrella, y aunque garantiza la existencia de vida en la Tierra por el momento, su incremento en el calor acabará por superar la capacidad del planeta para mantener condiciones que favorezcan la vida.
Con el incremento de la radiación solar, la temperatura en la superficie terrestre ascenderá, posiblemente alcanzando niveles que incluso podrían afectar a las formas de vida más resistentes en algún momento. Según las proyecciones realizadas por los científicos, para el año 1,000,002,021 la vida tal como la conocemos se volverá insostenible en nuestro planeta, resultado de condiciones tan extremas que toda forma de organismo viviente no podrá subsistir.
El estudio sugiere que el impacto más drástico de este aumento en la radiación solar sería una notable reducción en la cantidad de oxígeno disponible, lo que provocaría que los ecosistemas terrestres no pudieran retener dióxido de carbono (C02) ni producir oxígeno en las cantidades necesarias para sustentar la vida.
Además, los investigadores señalaron que ya estamos comenzando a observar los primeros síntomas de este evento futuro. Algunos ejemplos incluyen la ocurrencia de tormentas solares intensas así como eyecciones de masa coronal, que podrían ser indicativos de los cambios masivos y peligrosos que están por venir.