Ha pasado casi cinco días desde que Tirsa Portanova realizó una denuncia tras haber sufrido Acoso sexual en el Country Club de Villa, un establecimiento que se encuentra ubicado en Chorrillos. A pesar de la gravedad de la situación, esta institución no ha facilitado la identidad de la persona acusada, aunque las cámaras de seguridad lograron identificar al agresor. La joven publicista reveló que el incidente ocurrió el 3 de mayo, mientras ocupaba el rol de anfitriona durante un evento realizado en el mencionado club.
Según lo que portó a través de sus redes sociales, un hombre de edad avanzada se le acercó bajo el pretexto de solicitar una cerveza y aprovechó para grabarla con un teléfono celular por debajo de su falda. Al darse cuenta de la situación, Tirsa y su equipo notificaron el incidente a los empleados del club y pidieron acceder a las grabaciones de las cámaras de seguridad para poder identificar al agresor, quien se confirmó que es un socio del club.
No obstante, después de haber hecho pública su queja, Portanova recibió una carta del club sugiriendo que podría enfrentar cargos por presunta difamación, aunque fue ella quien solicitó asistencia para obtener las imágenes y el nombre del denunciado.
En una conversación con Comercio, la joven indicó que el mismo día de los hechos, el 3 de mayo, se presentó una denuncia en la estación de policía de Chorrillos. Este medio intentó contactar al club mencionado, pero no obtuvo respuesta alguna.
Cronología de los hechos
A través de sus redes sociales, Tirsa Portanova narró detalladamente lo sucedido en el Country Club de Villa el sábado 3 de mayo. Ella explicó que había sido convocada para trabajar como anfitriona durante un concurso deportivo, en el cual su responsabilidad consistía en servir diferentes bebidas a los socios, invitados y todos los participantes del evento.
«Era una jornada tranquila, cuando un hombre de aproximadamente 60 años se acercó para pedirme una cerveza. Abrí la botella y al momento de entregársela, noté que tenía su teléfono en mano, grabando claramente por debajo de mi falda. Todo ocurrió en un parpadeo, quedé congelada«, destacó.
Este acto fue observado por un colega encargado de la marca con la que trabajaba Tirsa. Juntos, se dirigieron a solicitar la revisión de las grabaciones a los responsables, mientras el agresor había desaparecido en dirección al club. A pesar de la gravedad del incidente, Tirsa comentó que tuvo que esperar casi una hora para obtener información relevante.
«Al inicio traté de mantener la calma. Sin embargo, me alteré un poco tras escuchar a un encargado del club, un hombre que mostró total falta de empatía, alegando que había tenido un día muy agitado. Acababa de ser víctima de una violación a mi privacidad, estaba nerviosa y asustada, todo lo que quería era identificar al hombre que me grabó. Finalmente, a las 2 de la tarde, nos enviaron una captura de pantalla confirmando la identidad del agresor. Era él«, narró.
Tirsa mencionó que la siguiente medida a tomar era verificar si el agresor seguía en el club o si había salido, dado que existía un registro de entrada. «Era inconcebible que no pudieran rastrear los datos de esta persona. «Mi familia llegó para apoyarme y recorrimos el club en búsqueda de él, pero no lo encontramos«, aclaró.
Tirsa afirmó que el gerente de experiencia del club, Giancarlo Palmieri, se acercó para ofrecerle asistencia en todo lo que necesitara. Según su relato, en todo momento se repetía que el club estaba de su lado y que seguirían revisando las grabaciones para identificar al denunciado. De lo que sí se acordó bien fue que le informaron que no conocían al hombre, argumentando que debió ser un invitado.
Tirsa advirtió que pasaron horas sin que el club pudiera identificar al hombre implicado. No obstante, logró establecer contacto con el gerente general del club, Sandro Pezo, quien le solicitó que enviara un correo electrónico explicando toda la situación.
«Puedo entender que existen protocolos, pero no se puede exigir un correo electrónico para este tipo de situaciones. Sin embargo, pregunté si tenían alguna información que me ayudara a formalizar la denuncia en la estación de policía. Él insistió constantemente en que el club no apoya el acoso sexual, pero no ofreció más que eso. Sentí que se estaban burlando de mí, me daban la impresión de que intentaban encubrir la situación«, relató.
Por tanto, el mismo día del incidente, Tirsa se presentó en la estación de policía de Chorrillos para interponer su denuncia formal por acoso sexual. Durante este proceso, Sandro Pezo, en un contacto posterior, confirmó que el supuesto agresor era, efectivamente, un miembro del club, quien ya había sido identificado, aunque no podían darle sus datos debido a restricciones legales.
«Me han mirado a la cara y me dijeron que no conocían a esta persona. Soy consciente de que el proceso legal puede ser tedioso y difícil, pero lo único que deseo son los nombres completos de esta persona para que se haga justicia«, manifestó.
Carta del Country Club de Villa
La carta recibida por Tirsa Portanova el martes, enviada por el Country Club de Villa, establece que la identidad de los denunciados no puede ser divulgada de acuerdo con la Ley de Protección de Datos Personales (Ley No. 29733), que estipula que para ello se requiere la autorización del titular o una base legal, tal como una orden judicial que lo justifique.
«De esta manera, proporcionar dicha información sin los requisitos legales constituyentes sería considerado una infracción. Por lo tanto, las posibilidades de que el club comparta estos detalles sobre los presuntos acusados quedan totalmente excluidas«, señala la carta.
Además, el escrito resalta que el club está completamente dispuesto a colaborar con la estación de policía de Chorrillos en la investigación tras la denuncia penal efectuada por la joven debido al acoso y violación de su privacidad.
«El club está llevando a cabo todas las acciones necesarias para esclarecer este caso. Por desgracia, no contamos con pruebas concluyentes, ni las han aportado«, añade la comunicación.
A su vez, el Country Club de Villa consideró que las declaraciones proporcionadas por Tirsa a través de las redes sociales son «injustas» e «irreales», alegando que el club se estaría burlando de ella y causando un encubrimiento personal. Además, argumentaron que su queja era inducida en contra de la institución.
«Hemos decidido evaluar acciones legales en su contra, ya que su conducta podría calificar como difamación«, advirtieron.
Medidas tomadas
En conversación con Comercio, Tirsa Portanova mencionó que la carta del Country Club de Villa fue emitida en respuesta a una carta notarial que ella presentó contra la institución el domingo más reciente. También aseveró que formalmente han recibido un plazo para proporcionar la información solicitada.
«Hasta el momento no me han brindado ninguna información. He vuelto a la estación de policía de Chorrillos y hoy (miércoles) se llevó a cabo un intercambio formal para que en un plazo de siete días se me facilite el acceso a las grabaciones, registros y el nombre de la persona involucrada. Además, entiendo que se ha abierto una carpeta fiscal para investigar el caso«, explicó.
La joven también declaró que, desde el evento ocurrido el 3 de mayo, no ha recibido contacto directo por parte de un representante del club. Aseguró que la única persona con quien interactuó fue Sandro Pezo, el gerente general, quien el mismo día, a través de WhatsApp, la mantuvo informada sobre la revisión de las cámaras. No obstante, la comunicación se interrumpió al día siguiente.
«El sábado sucedió todo esto, el único que salió a la cara en el club fue Giancarlo Palmieri, pero desde entonces no volvieron a comunicarse conmigo. Tras presentar la carta notarial, fue solo entonces que alguien pudo entrar en contacto con Sandro Pezo, quien confirmó que el individuo que me grabó era un socio del club«, precisó.
Tirsa subrayó que en ningún momento ha recibido algún tipo de apoyo real del club y mucho menos empatía por parte de ellos. Por el contrario, consideró que le enviaron una carta a través de WhatsApp en la cual sintió que intentaban silenciarla y poner barreras para evitar que su caso avancé.
«En la carta, el club se jacta de ofrecerme todo su apoyo, pero lo que he sentido hasta ahora no se traduce en apoyo en absoluto. La situación ha causado más frustración, ya que soy la víctima y nunca he recibido un mensaje empático de su parte, nada positivo», expresó.
En este sentido, la joven indicó que, aunque su objetivo inicial era encontrar al supuesto agresor y que se le aplicara todo el peso de la ley, ahora también planea tomar acciones sin precedentes contra el club por todo lo que le ha hecho pasar.
«Ir a las redes sociales y exponerme no ha sido fácil. No soy una influencer, me están haciendo atravesar una situación extremadamente complicada, porque no me proporcionaron los nombres de los implicados en ese momento. Evidentemente, ahora es más difícil debido a las leyes en juego, pero definitivamente se podía actuar de otra forma conmigo, y no lo hicieron«, comentó.
Mientras tanto, Tirsa continuó haciendo esfuerzos para acelerar el proceso necesario para que se abra la carpeta fiscal correspondiente, así como para ejercer mayor presión sobre el club a fin de obtener lo que solicita.
Implicaciones criminales
El penalista alemán detalló para Comercio que en este caso, el delito de acoso sexual está previsto y regulado en el Artículo 176-B del Código Penal, implicando que el supuesto socio del Country Club de Villa intentó establecer contacto sin consentimiento de la víctima para grabar y/o filmar bajo su falda mientras estaba en ese lugar de trabajo.
En este sentido, la pena por este tipo de delito podría llegar a ser hasta cinco años de prisión, además de una descalificación que prohibiría cualquier intento de acercarse o comunicarse con la víctima, ya sea directa o indirectamente, sumado a la privación del derecho a ingresar a clubes privados y/o análogos, debido a que eventos de esta magnitud pueden replicarse contra otras mujeres.
«Asimismo, de acuerdo con lo establecido en el Artículo 178-A del Código Penal, el supuesto agresor, si es condenado, deberá ser sometido, al finalizar su condena, a tratamiento terapéutico para facilitar su reintegración social, considerando la gravedad que representa para la sociedad, particularmente hacia las mujeres«, agregó el penalista.
Por otra parte, el experto en derecho penal indicó que será responsabilidad del Ministerio Público investigar si el sujeto habría difundido el material audiovisual grabado sin el consentimiento de la víctima, ya que esto también podría conllevar una pena de prisión de hasta cinco años, junto con una multa de 120 días. Esto sin perjuicio a la reparación civil por los daños causados a la víctima de manera integral.
«Respecto al Country Club de Villa, se deberá investigar si se ha intentado ocultar la evidencia del crimen para obstaculizar el accionar de la justicia, como las grabaciones de video y los registros de entrada y salida, entre otros. De corroborarse esta acción, el delito de encubrimiento real puede ser sancionado con privación de libertad de hasta cuatro años, a la que se le sumaría el pago de la correspondiente reparación civil por los daños y perjuicios generados«, concluyó.