El precio del cobre va camino de cerrar 2025 con un nuevo máximo histórico y una ganancia anual no vista desde 2009, en medio del debate sobre si se justifica su aumento más allá de su importancia para la transición energética.
Al cierre del 24 de diciembre, último día de la semana en que estuvo abierta la Bolsa de Metales de Londres antes de las vacaciones de Navidad, el precio del metal rojo cerró en 5,56 dólares la libra. De mantenerse este nivel en los días que restan para finalizar el año, alcanzaría un incremento anual del 40,7%, superado sólo en 2009 cuando alcanzó el 153%.
Además, en la Bolsa de Futuros de Shanghai, el cobre cotizó por primera vez cerca de 100.000 yuanes o 14.270 dólares la tonelada, muy por encima de lo que se cotiza en los mercados estadounidenses. Por ejemplo, el cobre para entrega en marzo, el contrato de futuros más activo en Nueva York, alcanzó un máximo intradiario de 5,9 dólares la libra, poco más de 13.000 dólares la tonelada.
Así, 2025 fue en muchos sentidos un año excepcional para el metal rojo, marcado por dificultades en las minas emblemáticas y grandes productores que no cumplieron sus objetivos de producción, así como por especulaciones sobre posibles aranceles de importación.
Los impulsores del ascenso
Uno de los principales impulsores del repunte del cobre fue el temor de que Estados Unidos impusiera aranceles al cobre. Esa perspectiva ha provocado una carrera para importar el metal al país, obligando a los productores de otras regiones a competir intensamente por los suministros. A medida que los transportistas aumentan los envíos a Estados Unidos, los precios en otros mercados han seguido aumentando.
Además, las presiones sobre el suministro se han intensificado tras una serie de interrupciones en importantes minas de todo el mundo. En la República Democrática del Congo, el complejo Kamoa-Kakula sufrió inundaciones en una de sus minas subterráneas tras una actividad sísmica en mayo.
En Chile, una explosión de roca en la mina El Teniente de Codelc el 31 de julio dejó seis muertos y paralizó las operaciones durante más de una semana. Más recientemente, un deslizamiento fatal provocó el cierre de la mina Grasberg de Freeport-McMoRan en Indonesia.
Como resultado, varias mineras han reducido sus proyecciones de producción. El Deutsche Bank ha advertido que la producción de los mayores proveedores del mundo caerá un 3 por ciento este año y podría volver a caer en 2026.
Además, los precios del metal rojo se ven respaldados por la actual debilidad del dólar estadounidense, que abarata la materia prima para los compradores internacionales.
Los analistas de Morgan Stanley esperan que el mercado mundial del cobre enfrente el próximo año su mayor déficit en más de 20 años, con una brecha de alrededor de 600.000 toneladas. Citigroup señaló que los precios podrían alcanzar los 15.000 dólares por tonelada en un escenario alcista.
No todos están convencidos
En una nota reciente, el banco de inversión canadiense BMO Capital Markets dijo que a pesar de las fuertes ganancias ya observadas, el cobre aún ofrece potencial alcista adicional, ya que la acumulación en Estados Unidos continúa dominando la formación de precios.
Sin embargo, no todo el mundo está convencido de que el repunte sea sostenible. Goldman Sachs advirtió que los recientes aumentos eran más una respuesta a las expectativas de escasez futura que a las condiciones actuales de oferta y demanda.
Y ante la amenaza de aranceles que podrían encarecer la llegada del metal rojo a Estados Unidos, los operadores han almacenado entre 730.000 y 830.000 toneladas en almacenes dentro del país para cubrirse. Por lo tanto, si los aranceles son más bajos de lo esperado, el cobre acumulado podría liberarse y provocar un colapso de los precios.
Pese a ello, el banco tiene una visión positiva sobre el cobre y ha elevado su proyección para el próximo año a 11.400 dólares la tonelada.
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