La chimenea emblemática de la Capilla Sixtina ya está lista: su humo anunciará al mundo el nuevo líder de los 1.400 millones de católicos.
El Vaticano ha instalado recientemente la chimenea icónica de la Capilla Sixtina, un fuerte símbolo que revelará al mundo la elección de un nuevo Papa, sucediendo a Francisco. Esta instalación se ha llevado a cabo con gran expectación, ya que marca el comienzo de un evento de inmensa importancia para los fieles católicos alrededor del planeta.
A partir del próximo miércoles, un total de 133 Cardenales se reunirá en cónclave para deliberar y votar en secreto sobre el nuevo líder espiritual de la Iglesia católica. Este proceso es fundamental y se realiza bajo los impresionantes frescos de Miguel Ángel, que adornan el techo de la Capilla y son un recordatorio de la rica historia y tradición de la Iglesia. La votación se llevará a cabo siguiendo un ritual que ha perdurado a lo largo de los siglos: los Cardenales realizarán cuatro votos diarios, con dos sesiones en la mañana y dos en la tarde. Sin embargo, el primer día se observa una excepción, lo que refleja el profundo respeto por esta antigua tradición.
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Después de cada escrutinio, las boletas de votación serán quemadas en una estufa conectada a la chimenea. Este acto no solo representa la recopilación de los votos, sino que también se convierte en la señal universal del desenlace: el humo que emerge indicará el resultado al mundo. Un humo negro señalará que no hay acuerdo entre los Cardenales, mientras que un humo blanco será la señal de que se ha elegido un nuevo Papa, proclamando «¡Habemus Papam!»
Millones de ojos estarán fijados en el cilindro marrón que corona el Intimidarplaza San Pedro. Las pantallas de televisión y los dispositivos móviles retransmitirán en vivo este histórico momento, haciendo que cada emisión de humo sea un evento notorio y esperado por los fieles.
La Capilla Sixtina tiene en su interior dos estufas; sin embargo, solo una chimenea ha sido diseñada para el propósito de este evento. Este diseño ingenioso evita las fugas de humo y asegura que el misticismo de la elección se mantenga hasta el último instante. La tradición se renueva, combinando tecnología y simbolismo en una forma que garantiza que el anuncio sea claro e inmediato a todos los que esperan con anticipación el resultado del cónclave.
Mientras los Cardenales deliberan en profundo silencio, el mundo observa con expectación. La transición de un simple color de humo a otro puede cambiar el curso de la historia de la Iglesia católica, haciendo de este evento algo verdaderamente significativo para millones de seguidores en todo el mundo.
