Acción empresarial: La ola verde lidera la cadena de valor
La sostenibilidad se ha convertido en el corazón de la estrategia. Su integración en toda la cadena de suministro, desde el proveedor hasta el consumidor, está redefiniendo el rol de las empresas. El objetivo es ayudar a mitigar el cambio climático y generar un efecto económico y social positivo a gran escala.
La mayor parte del impacto ambiental de una empresa, entre un 70% y 90%, se origina en su cadena de valor no en sus operaciones directas. Es decir que el impacto social y medioambiental desde el abastecimiento de materias primas hasta la gestión post-consumo es mayor. Asumir esta realidad ha transformado el concepto de sostenibilidad corporativa
Impacto multiplicador
Las empresas líderes están fortaleciendo la sostenibilidad a lo largo de toda su red. Al elevar sus estándares ambientales, sociales y de gobernanza (ASG) y trasladarlos a sus proveedores, el beneficio trasciende el balance corporativo y puede resumirse en cuatro aspectos:
– Economía circular y eficiencia: la adopción de principios de economía circular, reutilizar, reparar, reciclar, minimiza la extracción de recursos y la generación de residuos. Esto reduce la huella de carbono, optimiza costos operativos y aumenta la resiliencia ante la volatilidad de los precios de materias primas. La innovación también juega un papel crucial en el rediseño de productos para alargar su vida útil.
-Trabajo decente y desarrollo social: exigir y promover condiciones laborales dignas y seguras a lo largo de la cadena genera empleos de mayor calidad y formalidad. Este compromiso fortalece la reputación, reduce riesgos operativos -como sanciones o conflictos- y dinamiza las economías locales al mejorar el poder adquisitivo y las capacidades de las comunidades proveedoras.
-Acceso a financiación y mercados: las cadenas de suministro con altos estándares ASG acceden con mayor facilidad a financiación sostenible, como factoring o confirming verde, así como a mercados internacionales cada vez más exigentes, garantizando la continuidad operativa y la competitividad a largo plazo.
– Efecto sistémico: una política de reducción de emisiones se traduce en cientos de proveedores midiendo y mitigando su propia huella de carbono, creando un cambio sistémico en toda la red empresarial.
Crisis climática
El calentamiento global no es solo un riesgo ambiental sino también un riesgo tangible para los negocios pues las consecuencias de la interrupción de la cadena económica por sequías, inundaciones o escasez de agua ya se están experimentado. Por ello, las empresas están integrando las estrategias de mitigación, reducir las causas que originan el problema, y de adaptación para gestionar los impactos en su núcleo
estratégico.
En cuanto a mitigar los efectos de su cadena de valor, las empresas están buscando activamente la descarbonización de sus operaciones y su cadena de valor.
Para reducir la huella de carbono y energía, medir las emisiones (Alcances 1, 2 y 3) es el primer gran paso. Alcanzar las metas ambiciosas de reducción, en línea con el objetivo global de 1.5 °C, exige el fomento de energías renovables a través de la autogeneración o contratos de energía verde, y la eficiencia energética. Herramientas como Huella de Carbono Perú son cruciales para el reconocimiento estatal y la transparencia en la gestión de los gases de efecto invernadero (GEI).
La protección de la biodiversidad es otra variable relevante, pues se le considera el seguro que garantiza el ecosistema. Las empresas están adoptando la jerarquía de mitigación -evitar, minimizar, restaurar, compensar- para gestionar sus impactos en la naturaleza. Esto es vital en un país megadiverso como Perú, donde las actividades productivas interactúan directamente con ecosistemas sensibles.
El segundo punto, la adaptación, se centra en proteger la infraestructura, los recursos y las comunidades de los efectos climáticos que a estas alturas resultan inevitables.
En ese contexto, la gestión del riesgo hídrico es fundamental, especialmente en regiones peruanas propensas a sequías, como la costa sur, o lluvias extremas, como la sierra y Amazonía. Las estrategias incluyen la optimización del uso del agua, la inversión en tecnologías de eficiencia hídrica y, sobre todo, el desarrollo de proyectos de infraestructura natural, entre ellos la siembra y cosecha de agua y la recuperación de humedales que benefician tanto a la empresa como a las comunidades.
Utilizar modelos climáticos y diversos escenarios críticos para evaluar la vulnerabilidad de la infraestructura y las fuentes de suministro es esencial para desarrollar planes de adaptación flexibles y proactivos.
Inyección de Confianza
El compromiso con el bienestar social es insostenible sin una sólida gobernanza y ética corporativa. En un mundo escéptico, la transparencia, la lucha contra la corrupción y la rendición de cuentas son esenciales para generar confianza. Una gestión empresarial anclada en el respeto a los derechos humanos y la diversidad en sus órganos de gobierno actúa como potente contrapeso a la polarización. Este liderazgo ético no solo atrae talento e inversión, sino que también puede ser la base para la formulación de políticas públicas.
Los desafíos de la Agenda 2030, desde la garantía de servicios básicos -agua, energía, salud- hasta la inclusión económica, son demasiado complejos para ser resueltos por un solo sector. Es aquí donde las alianzas entre el gobierno, el sector privado, la academia y la sociedad civil demuestran su valor como catalizadoras del desarrollo integral.
Experiencias recientes muestran que la articulación de recursos, conocimientos y capacidades entre estos actores permite optimizar la inversión al alinearla con las prioridades de desarrollo local; innovar en la prestación de servicios, utilizando la tecnología y la eficiencia empresarial para cerrar brechas de acceso; reforzar la gobernanza local promoviendo la participación ciudadana y la transparencia en la ejecución de proyectos.
Solo tomando en cuenta estas aristas, el sector empresarial podrá reforzar la promesa de convertirse en el motor clave para un mayor desarrollo inclusivo, acelerado y que verdaderamente garantice una vida digna para todos.
«El 73% de beneficiarios de Impulsared son mujeres. Cuando trabajas con ellas, llegas directamente a un hogar»
Tine Van del Wall Bake Rodríguez, Gerente de Sostenibilidad y Gestión Social de Repsol
Para Repsol, trabajar estrechamente con las comunidades locales es prioritario. Tanto como crear oportunidades que ayuden a potenciar el desarrollo y crecimiento de las poblaciones más vulnerables. A partir de estas dos ideas generales nace Impulsared, un programa social que alienta el emprendimiento brindando capacitaciones y acompañando el afianzamiento de los negocios que ayudan a formalizar. Sobre esta importante iniciativa, conversamos con Tine van den Wall Bake Rodríguez, gerente de sostenibilidad y gestión social de Repsol.
¿Cómo se gestó Impulsared y qué objetivos persigue?
Impulsared nace del diálogo participativo con las comunidades. Tuvimos muchísimas reuniones con las comunidades de Ventanilla, Santa Rosa, Ancón, Aucallama y Chancay, que son las cinco que participan en Impulsared, en las que hablamos con asociaciones, academia, municipalidades. Las personas de las comunidades fueron las que identificaron los ejes estratégicos en los que querían trabajar. Ellos dijeron que el primer eje, pesca/comercio/oficios, es muy amplio porque aunque un pescador solo te va a escuchar si le hablas de pesca, le gustaría que su esposa y sus hijos tengan otras oportunidades. El segundo eje estratégico es nutrición y bienestar. En el Perú tenemos un problema muy importante de anemia y ellos son conscientes. El tercero es medioambiente y economía circular. El cuarto, turismo sostenible.
Una vez establecidos los ejes de trabajo, ¿qué siguió?
Lo primero, fue dar capacitación técnica a grupos de personas no a individuos porque estamos hablando de economía social. Queremos tener un impacto en toda la comunidad. Luego pasamos a algo importantísimo y novedoso, la capacitación para crear una empresa. En el Perú la informalidad es enorme y parte de lo que se quiere conseguir con este programa son empresas formales con continuidad en el tiempo. En este proceso presentan un plan de negocios y cuando se aprueba se les otorga un capital semilla, fondos no retornables para que arranquen su negocio. Pero ahí no termina el tema, se les da acompañamiento personalizado durante 12 meses porque luchamos contra una estadística terrible: 8 de cada 10 nuevos emprendimientos fracasan.
¿Cómo lo vienen ejecutando y cuántos negocios son parte de Impulsared?
En este momento ya tenemos 52 emprendimientos creados. Más de 1,000 personas han sido beneficiadas directamente y uno de los objetivos era que al menos el 70% de las personas que participan en el programa sean mujeres. Y ya lo hemos conseguido y superado porque el 73% de beneficiarios de Impulsared son mujeres. Para nosotros esto es muy importante porque cuando trabajas con ellas, llegas directamente a un hogar. Hay garantía de que los niños van a tener un futuro mejor y que tienes un impacto muy positivo en la sociedad.
¿Cuál ha sido el proceso de capacitación y cuánto ha favorecido a las personas?
Lo primero que hicimos fue contactar con una consultora especializada en economía social, en este caso Akuaipa, y de su mano nos asociamos con distintos aliados estratégicos. Formalizar significa entender por qué es importante tener acceso al sistema bancario, comprender que de esa forma puedes acceder a préstamos, ayuda del gobierno y además empezar a construir redes entre los emprendimientos que se crean. Incluso convirtiéndose ellos mismos en generadores de empleo para personas de su zona. Una de las cosas en las que hemos tenido que trabajar es en el tema de la confianza. Felizmente, luego se forma casi una familia dentro del emprendimiento, se enseñan unos a otros para poder crecer. Al dar capacitaciones también creamos confianza en sí mismos y en su comunidad.
¿Cómo trabajan el tema de economía circular?
Tenemos cinco emprendimientos de corte y confección que están haciendo bolsos, porta laptops, neceseres, porta anteojos a partir de uniformes reciclados de la refinería La Pampilla, de operaciones mineras, de exploración y producción, de nuestros compañeros de Lubricentro. Les están dando una segunda vida a los uniformes. Y no solo están haciendo este tipo de material de merchandising para Repsol, sino también para otras empresas.
¿Qué otros negocios ha impulsado el programa?
Tenemos restaurantes, panaderías, hay criaderos de cuyes. Suyay, que está en Aucallama, tiene una granja de vacas y produce todo tipo de productos lácteos. Tenemos tejedoras que están exportando a Estados Unidos productos de alpaca hechos con telares antiguos. Negocios que hacen jabones de aceite, peluquería, varias empresas de turismo.
¿Y en cuanto al eje de nutrición?
Hemos trabajado con Palmiro Ocampo, que es un chef al que admiro muchísimo por Ccori, su escuela de cocina óptima. El Banco de Alimentos de Perú se encargó de identificar las ollas comunes con las que desarrollamos recetas de cocina nutritiva, rica en hierro, con ellas nació el primer recetario. La cocina óptima trata del aprovechamiento del 100% del alimento y significa un ahorro del 30% en el costo de la receta. Con Palmiro capacitamos a 15 lideresas para convertirlas en formadoras de esta cocina. Ahora las contrataremos a ellas para que capaciten a otras 250 mujeres. De esta manera expandimos el conocimiento fuerte y directamente en las comunidades.
Qué metas de corto y mediano plazo tienen?
Estamos en la etapa de consolidación. Luchar contra la estadística de que 8 de cada 10 empresas fracasan es el foco. Para los 52 emprendimientos que tenemos está la figura clave del relacionador, porque el acompañamiento es personalizado. Hay empresas que necesitan aprender cómo vender por redes sociales. Otras cómo sacar el costo correcto de sus platos y no desperdiciar comida. Cada uno necesita cosas distintas, por eso estamos consolidando el apoyo puntual de expertos y de mentores.
Repsol cumple 30 años en el Perú apostando por innovación, sostenibilidad e inclusión
Durante este tiempo, la empresa ha modernizado su refinería, reducido emisiones y promovido programas que benefician a miles de peruanos.
Con 30 años de presencia en el país, Repsol se ha consolidado como un actor clave del sector energético y un referente en sostenibilidad empresarial. Su visión integra eficiencia operativa con un compromiso ambiental y social que se refleja en proyectos capaces de transformar territorios y mejorar la calidad de vida de miles de peruanos.
“En Repsol entendemos la sostenibilidad como una forma de gestión integral. Nuestro compromiso es aportar energía responsable mientras contribuimos al desarrollo de las personas y los territorios”, señaló Luis Vásquez, director de Comunicaciones y Relaciones Institucionales de Repsol Perú.
Visión de empresa y sostenibilidad
A lo largo de estas décadas, Repsol ha modernizado la Refinería La Pampilla, ubicada en Ventanilla, elevando su eficiencia y reduciendo su impacto ambiental. En 2024, redujo 11,500 toneladas de CO2 y recibió la Cuarta Estrella del programa Huella de Carbono Perú del Ministerio de Ambiente. Si consideramos el nivel de reducción en emisiones logrado desde el 2017, hemos reducido 189 mil toneladas al año de CO2, lo que equivale a las emisiones de 120,000 autos medianos. En cuanto a Exploración y Producción operamos el lote 57, en Cusco, con una producción de 20.3 millones de barriles equivalentes al año, reafirmando nuestro aporte al abastecimiento energético nacional y en línea con nuestra meta corporativa de neutralidad de carbono al 2050.
Programas sociales con impacto territorial
El compromiso social de Repsol se refleja en programas que articulan inclusión, sostenibilidad y respeto cultural. En Cusco impulsa Payanty, iniciativa de una asociación agrícola que fomenta prácticas sostenibles en comunidades vecinas al Lote 57, así como la publicación a fin del año pasado del libro Raíces de sanación, proyecto editorial que rescata los saberes ancestrales y la cosmovisión indígena del Bajo Urubamba, de acceso gratuito.
Asimismo, el Semillero Repsol promueve la igualdad de oportunidades a través del deporte, brindando formación integral y acompañamiento a niñas y adolescentes con talento futbolístico. Estos proyectos refuerzan el rol de la empresa como aliado del desarrollo territorial, al integrar a las comunidades en cadenas de valor sostenibles.
Impulsared: emprendimiento y desarrollo en Lima Norte
En Lima Norte, nació Impulsared. De la mano de Repsol, el programa fomenta el emprendimiento sostenible y la formalización de negocios locales. En los dos años del proyecto, se han creado 52 empresas formales, beneficiando a más de 10,000 personas, con la participación de mujeres en más del 70%.
Los emprendimientos abarcan sectores como gastronomía, confecciones, reciclaje y turismo sostenible, aplicando modelos de economía circular. Casos como Kallpa Clothing, que transforma uniformes en desuso en artículos de moda sostenible, o Suyay Lácteos, que convirtió una crisis en oportunidad para reactivar la producción de derivados lácteos en Chancay, reflejan cómo la capacitación, el capital semilla no reembolsable y el acompañamiento técnico del programa se convierten en motores de resiliencia y progreso comunitario.
Impulsared se proyecta como un modelo replicable que articula empresa privada, Estado y sociedad civil, con resultados medibles y sostenibles. Por eso, invita a más compañías a sumarse a este esfuerzo para ampliar su impacto en Lima Norte y replicarlo en otros territorios del Perú. Para ser parte, las empresas interesadas pueden escribir a [email protected]