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Tierras raras: el aporte clave de la industria tecnológica que enfrenta los Estados Unidos con China (y que tenemos en Perú) | TECNOLOGÍA

China ha sido un actor fundamental en el panorama global de las tierras raras. Estos elementos son cruciales en múltiples industrias, pero adquieren una importancia especial en el avance de tecnologías modernas. Un desafío serio para Estados Unidos radica en el hecho de que el gigante asiático produce un imponente 68.5% de las tierras raras, mientras que Estados Unidos, como segundo productor, se queda atrás con solo un 12.29%.

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De acuerdo con el portal de Statista, hasta 2023, las reservas mundiales de tierras raras son dominadas por China, que cuenta con 44 millones de toneladas. Las siguientes en la lista son Vietnam (22 millones), Brasil (21 millones), Rusia (10 millones), India (6.9 millones), Australia (5.7 millones) y Estados Unidos (1.8 millones).

¿Qué son, para qué son y por qué no son tan «raras»?

Tierra rara. Imagen de crada con ia

A pesar de su nombre, las tierras «raras» no son realmente escasas en la Tierra, ya que estos elementos tienden a abundar en distintas partes de nuestro planeta. Como señala el profesor de ingeniería de minas Adolfo Pillihuamán de la Pontificia Universidad Católica de Perú (PUCP), «Se les llama así porque son difíciles de encontrar y porque su extracción en forma pura de la corteza terrestre es complicada, ya que suelen estar diseminados y mezclados en los depósitos.» Algunos elementos, como el lantano, son en realidad bastante comunes, ocupando el puesto 25 en la tabla de abundancia de la corteza terrestre.

Pillihuamán también explica que las tierras raras comprenden un heterogéneo grupo de 17 elementos químicos. El término «tierras» se remonta a la historia de la química, donde estos elementos eran denominados como tales. Dentro de este grupo se encuentran el Escandio, el Itrio y los 15 elementos del Grupo Lantánidos (Lantano, Cerio, Praseodimio, Neodimio, Prometio, Samario, Europio, Gadolinio, Terbio, Disprosio, Holmio, Erbio, Tulio, Iterbio y Lutecio). El escandio y el itrio son considerados tierras raras debido a su frecuente asociación con los lantánidos.

La extracción y procesamiento de tierras raras resultan ser significativamente más difíciles y complejas en comparación con otros minerales. Esto se debe a que están dispersos en la corteza terrestre como óxidos o silicatos, y a menudo se hallan junto a otros minerales, algunos de los cuales son radiactivos, como el torio y el uranio. Para separarlos, se requieren productos químicos tóxicos, lo que hace que el proceso de extracción sea a veces complicado y costoso. Además, la similitud en la estructura atómica de estos elementos complica su separación y purificación.

Las tierras raras poseen propiedades magnéticas, luminiscentes y electroquímicas que les confieren un valor excepcional en el ámbito industrial. De acuerdo con el especialista de PUCP, «Estas propiedades físicas y químicas se derivan de su configuración atómica, que es útil en diversas industrias, tales como: catalizadores, electrónica, imanes, óptica, vidrio, cerámica y metalurgia.» Estos materiales son esenciales para tecnologías sofisticadas, incluyendo automóviles eléctricos y equipos militares, que dependen de imanes permanentes fabricados a partir de tierras raras, conocidos por su alta capacidad de almacenamiento de energía magnética.

Una carta geopolítica con potencia creciente

Los metales de tierras raras son fundamentales para la producción de material tecnológico y militar.

/ Nicolas Asfouri/AFP

El interés global por estos elementos está creciendo en sintonía con la transformación tecnológica mundial. Freddy Linares Torres, profesor de la Facultad de Ciencias Empresariales de la Universidad del Pacífico, señala que el valor de las tierras raras no solo se encuentra en los productos finales donde se consumen, sino también en su papel estratégico para el desarrollo industrial del futuro. «Las tierras raras son esenciales para sectores clave como la energía, la defensa y la electrónica.» De acuerdo con la Agencia Internacional de Energía, se espera que la demanda global de estos elementos podría multiplicarse entre 8 y 40 veces para 2040, impulsada por la transición energética y la carrera por nuevas tecnologías.

China no solo lidera este mercado como el mayor productor, sino que también es el mayor refinador de estos elementos en el ámbito global. Su posición privilegiada es producto de décadas de inversión en capacidades técnicas y en el control de toda la cadena de valor. «Esto otorga a China una ventaja geopolítica considerable», indica Linares, «ya que tiene la capacidad de influir en los precios, la oferta y el acceso a nivel global”. Esta concentración de poder en el mercado de tierras raras representa un riesgo estratégico para otras economías, especialmente aquellas vinculadas a las tecnologías militares y de información.

En respuesta a esta situación, Estados Unidos ha hecho esfuerzos para disminuir su dependencia de las tierras raras chinas. En 2024, el país reportó importaciones cuyo valor alcanzó los 170 millones de dólares, un 11% menos que el año previo, según datos del Servicio Geológico de los Estados Unidos. Se han llevado a cabo diversas medidas, incluidas la firma de acuerdos bilaterales, como el recientemente establecido con Ucrania, el reciclaje de componentes electrónicos y la exploración de recursos internos. Además, Estados Unidos ha diversificado sus proveedores, incorporando naciones como Estonia, Francia y Japón.

El acuerdo con Ucrania tiene un valor que va más allá de las simples transacciones comerciales; en sí, envía un mensaje político. Según Linares, no solo tiene el potencial de estabilizar precios y garantizar el suministro, sino que también fortalece la alianza estratégica entre Estados Unidos y Ucrania en el contexto del conflicto con Rusia. «Este acuerdo simboliza un compromiso político y económico por parte de los Estados Unidos.»

Con el crecimiento de la demanda, el especialista hace hincapié en que las tierras raras podrían convertirse en un instrumento de presión geopolítica en los próximos años, similar a lo que ocurrió con el gas y el petróleo en el pasado. Su rol dentro de tecnologías críticas y en defensa las convierte en un recurso estratégico que puede ser utilizado como herramienta de negociación o coerción en el ámbito internacional.

¿Y Perú? Un potencial aún en desarrollo

Perú cuenta con un potencial geológico notable en lo que respecta a tierras raras, con indicios de depósitos en diversas regiones, incluidas Puno, Apurímac, Arequipa y Huancavelica. Sin embargo, actualmente la exploración y explotación de estos elementos se encuentra en una fase muy inicial. El ingeniero de minas de la PUCP, «La escasez de inversión y las restricciones en áreas protegidas limitan la exploración y explotación.» En este momento, no hay actividades de extracción activa ni tampoco fases de estudio avanzadas.

Esta situación presenta un contraste significativo con la creciente atención global que busca diversificar las fuentes de suministro de tierras raras, actualmente controladas en gran medida por China. Según un informe de , América Latina, y específicamente países como Brasil, se están convirtiendo en imanes para inversiones en este sector. Perú, con su rica geología, podría posicionarse estratégicamente en este mercado emergente. Sin embargo, para capitalizar esta oportunidad, es crucial fortalecer la gobernanza minera, garantizar la certeza legal, mejorar la gestión ambiental y atraer inversiones que fomenten la exploración y el desarrollo de estos valiosos recursos.