Las nuevas tecnologías parecen anunciar el fin inexorable de la simple calculadora de plástico pero, de momento, La japonesa Casio sigue vendiendo decenas de millones cada año y planea ganar terreno tanto en las tiendas como en las escuelas.
MIRAR: La IA optimiza los recursos, pero también los devora: ¿se puede superar la paradoja?
Tanto los teléfonos inteligentes como los ordenadores llevan calculadoras integradas, y todo indica que la inteligencia artificial (IA) contará con las habilidades de los mejores matemáticos humanos, un conjunto de factores que podrían suponer el fin de la calculadora tradicional.
¿Acabarán estos dispositivos en desuso, como el ábaco, utilizado durante siglos en Asia y hoy prácticamente desaparecido?
Quizás algún día, admite Tomoaki Sato, directivo del grupo japonés Casio, que informó de un descenso “innegable” del uso de calculadoras personales en las empresas.
Y sin embargo, Casio asegura que en su último ejercicio fiscal -que cerró en marzo de este año- vendió 39 millones de calculadorasgenerales y científicos, en cien países.
Una cifra inferior a los 45 millones de calculadoras vendidas en 2019-2020 pero aún superando los 31 millones del ejercicio 2020-2021, justo después de la pandemia de la covid-19.
De hecho, las calculadoras son más asequibles que las computadoras y menos frágiles que los teléfonos inteligentes, además de funcionar tanto con baterías como con energía solar. Esto los hace más fiables para las escuelas, especialmente en los países en desarrollo, un sector con gran potencial, según Sato.
Herramientas “optimizadas”
Este es también el caso de las pequeñas empresas, donde ya casi no se utilizan calculadoras con teclas grandes.
Thitinan Suntisubpool, copropietaria de una tienda de bolsos y gatitos de la suerte en el barrio chino de Bangkok, dice que le encanta lo resistente que es su calculadora, que se le ha caído más de una vez.
«Es más práctico en muchos sentidos», explica a la AFP esta vendedora de 58 años. “Puedes teclear y mostrar las cifras al cliente”, lo que evita malentendidos por el idioma, explica.
Cerca de su tienda, en un puesto callejero, otra mujer vende lámparas, relojes y aparatos electrónicos. Sin embargo, las ventas de calculadoras son bastante «débiles», lamenta.
“Todavía hay demanda de calculadoras”, insiste Ryohei Saito, director general de la división tailandesa de Casio. “No todo el mundo puede acceder a la conectividad de teléfonos móviles inteligentes y las calculadoras son herramientas optimizadascentrado en las funciones necesarias”, señala.
En una fábrica de Casio en Tailandia, los trabajadores de la línea de montaje colocan placas de circuito impreso verdes y fijan botones a los marcos de calculadoras de color azul claro.
El grupo japonés ha recorrido un largo camino desde 1957, cuando inventó la “14-A”, un modelo de oficina que Casio presenta como la primera calculadora compacta totalmente eléctrica.
Y mucho antes ya se utilizaban modelos de máquinas calculadoras, como la “Pascaline” diseñada por el filósofo francés Blaise Pascal. Recientemente, una copia de este artefacto, de 1642, iba a ser subastada en Christie’s pero la operación fue suspendida debido a la oposición que despertó la venta en Francia.
Grandes puntuaciones
A pesar de los deslumbrantes avances en IA, los errores siguen siendo comunes y los chatbots como ChatGPT a veces se equivocan en las sumas más básicas. Por otro lado, “las calculadoras siempre dan la respuesta correcta”.dice Tomoaki Sato, director general senior de la división de educación de Casio.
Ahora bien, en el campo de las matemáticas avanzadas, la IA podría ser muy eficaz: en julio, los modelos de IA desarrollados por los estadounidenses Google y OpenAI alcanzaron una puntuación digna de un campeón de la Olimpiada Internacional de Matemáticas.
Pero ninguno de esos programas obtuvo la máxima nota en ese concurso, en el que participan menores de 20 años, mientras que cinco participantes humanos la consiguieron.
El presidente del evento, Gregor Dolinar, considera “fascinantes” los avances de la IA. Antaño las calculadoras científicas “eran indispensables, pero hoy es más fácil pedírselo a la IA”dice a la AFP.
“Si la pregunta se plantea correctamente, la inteligencia artificial puede resolver problemas abstractos y lógicos y mostrar su razonamiento”, añade el experto.
Para Dolinar, profesor de ingeniería de la Universidad de Liubliana, en Eslovenia, las calculadoras físicas están destinadas a “desaparecer progresivamente”.
Un fenómeno que ya observa entre sus alumnos: “pueden calcularlo todo por teléfono”.