La crisis de credibilidad que están atravesando las diferentes partes involucradas ha alcanzado un punto significativo, sirviendo como telón de fondo para prácticas cuestionables como las firmas de falsificación. Este fenómeno ha cobrado protagonismo en el contexto de grandes presiones para cumplir con los requisitos necesarios para participar en las elecciones de 2026. Esta problemática ha sido particularmente evidente en organizaciones como Perú primero, vinculada al Ex-presidente Martín Vizcarra, así como en voces de la ciudad dirigidas por Miembro Guillermo Bermejo, y en otros grupos como Gente nueva. Las firmas falsas no solo están limitadas a un partido específico, sino que también han sido detectadas en diversas agrupaciones políticas, generando un aumento en las preocupaciones ciudadanas sobre la legitimidad del proceso electoral.
Las instituciones responsables, como Los términos del jurado (JNE) y Política y estado civil (Reniec), han recibido toda la documentación pertinente en este caso y han emitido una condena pública hacia la organización implicada en estas irregularidades. En sus declaraciones, han hecho público su compromiso de investigar a fondo y han anunciado la eliminación de 46.20 suelas que fueron acusadas de violar las normas de respeto hacia un partido político en particular. Este nivel de escrutinio es necesario para restaurar la confianza de la ciudadanía en el proceso electoral.
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Las irregularidades en las relaciones y las firmas de falsificación son solo una parte de un problema más amplio que afecta a los partidos políticos en todo el país. Según datos proporcionados por JNE, se estima que 43 grupos han permitido que las próximas elecciones generales cuenten con alrededor de 2.8 millones de empresas registradas. Sin embargo, el valor real de esta cifra ha sido objeto de controversia, ya que expertos como Percy Medina, Jefe de Idea Internacional Perú, señalan que los archivos presentados por los partidos no reflejan la realidad en la que se encuentran actualmente. Medina sostiene que muchas de las agrupaciones recién registradas carecen de una base sólida que les otorgue verdadera representación.
Ante esta situación, Medina sugiere que los partidos políticos «sinceros» deben reevaluar sus cifras, indicando que hay demandas de hasta 25,000 militantes que se consideran irreales. Se resalta que muchas de las firmas recolectadas son erróneas o provienen de personas que no están activamente involucradas en el partido. Según el análisis del experto, el enfoque ideal sería reducir la cantidad de asociados requeridos para la inscripción y llevar a cabo una revisión más rigurosa de cada caso.